
Reseña concierto de Rata Blanca en Colombia 2025: 35 años de Magos, Espadas y Rosas en el Centro de Eventos Royal Center de Bogotá

Una noche gloriosa en el Royal Center
Una atareada pero gloriosa noche vivió el Centro de Eventos Royal Center al recibir en su recinto a la banda más legendaria del Heavy Metal argentino, Rata Blanca, quienes regresaron a la capital colombiana el jueves 7 de agosto como parte de su tour de celebración de los 35 años del álbum “Magos, Espadas y Rosas”, gira durante la cual también visitaron a la conocida “Capital de la Música en Colombia”, Ibagué, y la llamada “Ciudad Bonita”, Bucaramanga.
Retrasos y contratiempos: la prueba logística del show
Y la llamamos atareada porque, a pesar del excelente manejo logístico por parte de la organización y del teatro, hay imprevistos inevitables, fuera de control, que pueden incluso empeorar una situación general debido a un “mal movimiento”. Haciendo evidente el elefante en la habitación, la banda tuvo un retraso de más de dos horas debido a problemas de vuelos, lo cual no es común, pero sí puede pasar. (Recordemos el problema y la demora de las tres toneladas de equipos de Beat, que hicieron que el concierto se retrasara casi cuatro horas, pero en el cual nuevamente la organización y el equipo de producción sacaron la casta al instalar los equipos en tiempo récord.)
El incidente del roadie y la reacción del público
Pero el verdadero catalizador de lo que pudo ser una tragedia fue uno de los roadies de Rata Blanca, quien, si bien al principio usó un tono neutro para mencionar el retraso de la banda, luego adoptó una actitud nada profesional al encarar al público que madrugó para estar en primera fila, diciendo frases soberbias como: “¿Y vos qué querés que sho haga?” Además, hizo comentarios individuales e hirientes frente a miembros del público que merecen un mínimo de respeto.
Cualquier otro profesional hubiera simplemente ignorado la bastante justificada actitud de insatisfacción y estrés del público debido a la evidente demora, pero la desastrosa manera en la que este personaje manejó el asunto —de forma personal, inmadura y nada profesional— hizo que la gente empezara a lanzar latas y basura, amenazando con una posible cancelación del show o, en el peor de los casos, un motín. Afortunadamente, después de una amenaza en la que él decía: “Sí, arrojan una lata más, nos vamos” —como si tuviera el poder de cancelar el concierto— el sujeto pareció escuchar el consejo de sus compañeros más profesionales y desapareció de la tarima por un largo rato. Como dice el coloquial meme: “Vamos cerrando el hociquito”.
La magia sobre el escenario: rock en su máxima expresión
Ya sobre la tarima, todo fue fantasía. No solo los integrantes de la legendaria agrupación se disculparon con el público por el retraso, sino que tocaron con un ahínco y potencia superiores a las anteriores veces que hemos tenido el placer de cubrir o presenciar su show. Si bien dejaron de lado “Haz tu Jugada” y la instrumental “Por qué es tan difícil amar” del álbum que estaban celebrando, momentos como “Rock and Roll Hotel”, “Talisman” y “Ella” llevaron al público a niveles máximos de efervescencia y calor.
Himnos que prendieron al público: Mujer Amante, Rock and Roll Hotel y más
El público, paciente, fervoroso y diverso, fue la mejor parte del evento. Momentos ensordecedores durante himnos como “Mujer Amante” hacían que la banda quedara en un segundo plano debido a la estridencia de las voces de los fanáticos, que declaraban cada sílaba como si su vida dependiera de ello.
Renovación generacional: adolescentes y viejos fans juntos
Una grata sorpresa fue ver el rejuvenecimiento del público asistente, acompañado por la ya conocida vieja guardia de fans de la banda. Quedó evidenciada una interesante situación: al menos para el subgénero del Heavy Metal, parece existir un nicho juvenil y adolescente, del cual no tenemos explicación o conjetura.
Desde la caída de la monocultura y el empoderamiento de las plataformas digitales de música, además de TikTok, los sonidos estridentes han sido eclipsados por ritmos más accesibles y modernos como el K-pop o la “música urbana”, situación que dificulta la visibilidad, el acceso y la experiencia del rock, generando un entorno complicado para conectar con las nuevas generaciones.
Y, sin embargo, ahí estaban: adolescentes con peluches de Rata Blanca y camisetas de la banda, familias enteras o jóvenes que incluso asistieron solos. Tal vez la explicación simple sea la máxima que Adrián Barilari repitió durante el show varias veces: “El rock and roll nunca va a morir”. (Y qué gran concierto ofreció la garganta de este señor).
Walter Giardino y la excelencia de la guitarra en directo
Walter Giardino, como siempre, impecable, con sus antiguas guitarras Fender y esa actitud canchera pero respetuosa de todo un rockstar de su calibre.
Una noche inolvidable a pesar de los imprevistos
En resumen, una encantadora noche que, aunque se vio afectada por los imprevistos mencionados, no pudo ser eclipsada por ellos.