Durante el tercer día, el doom portugués impactó con el contraste entre las atmósferas densas y la dulzura de la voz de Patricia Andrade.
Al igual que su identidad visual en vídeo, los dotes frutos de una educación con un componente dramático fuerte se tornan palpables en escena. La mente compositiva musical de Fernando Matias y las tonadas influenciadas por géneros como blues y jazz de la delicada voz de Sinistro han dejado una huella imborrable en su paso por Oslo.
Por su parte, la cuota inglesa de Death Metal cayó como un yunque en la tarima principal a eso de las 8.30pm. Es impresionante de notar con cuánta consistencia Karl Willets proyecta las líneas guturales en cortes como ‘War rages on y ‘Reduced to Zero’.
Dichos temas han sido presentados con un corte ligeramente contestatario y de opinión; algo totalmente opuesto a ‘Nothing Remains’, que fue dedicado a la progenitora del vocalista que sufría de alzheimer, asociándole así un toque de sentimentalismo. Con ésta completaron la dosis de canciones frescas del ‘Silent Vigil’, que salió recientemente en marzo vía Nuclear Blast.
Ihsahn presentó a los asistentes un preámbulo contrastante con el cierre del 3er día. La introducción de ‘Frozen Lakes’ y las melodías guitarrísticas gemelas crearon un ambiente de expectativa antes de navegar profundamente en los tajos sonoros de la octava cuerda en su Aristides con trastes oblícuos.
Las voces melodiosas y la fusión con secuencias electrónicas rítmicas predominaron en la presentación de su propuesta contemporánea y al llegar el momento de ‘Arcana Imperii’ se desató el punto álgido de la función.
Al cierre contaron con un aporte de saxofón bastante excéntrico por parte de Jørgen Munkeby que resultó en una combinación no convencional bastante bien recibida por los asistentes. El creador admite que mucho de los sonidos de los años 80 marca un a influencia determinante en el sonido de este proyecto.
Abriendo con ‘Midnight Serpent’ y manteniendo una postura más bien sobria hasta ‘Now, Diabolical’, se vio a Sigurd alimentar un contacto directo con sus oyentes. Como es de esperarse de una banda del porte de Satyricon en la ciudad que dio a luz a su arte oscura, presenciamos a los integrantes Kjetil-Vidar y Steinar canalizando una gran la potencia sobre la tarima en cuotas intensas a lo largo de cada uno de sus cortes.
Con la imagen de ‘El Beso de la Muerte’ de fondo, cuyo original a lápiz ha sido quizás seleccionado por la agrupación por su emblema influenciado por el expresionismo presentando temas escandinavos durante finales del siglo XVIII (1899 para ser precisos) y la psiquis bajo tortura que caracterizó la producción de Edvard Munch, la agrupación desplegó todo su arsenal de oscuridad y misticismo. Justo antes de hacer una pausa intermedia, se instaló el vocalista una puntiaguda guitarra ESP blanca y negra para así acompañar la introducción de ‘Mother North’.
La intensidad se desarrolló durante poco más de una hora y media para explosionar con el frenetismo de ‘The Pentagram Burns’ y ‘Fuel for Hatred’ hacia el cierre.
Espera nuestra próxima entrega con detalles de Tsjuder, Grave, Napalm Death y muchas otras.
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Enviado especial de El Santuario del Rock: Rex.
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